Vivir Despeinada
Malfalda despeinada ¡VIVE DESPEINADO! |
El mundo está loco. Definitivamente loco. Lo rico, engorda. Lo lindo sale caro. El sol que ilumina tu rostro arruga... Y lo realmente bueno de esta vida, despeina…
Hacer el amor, despeina. Reírte a carcajadas, despeina. Viajar, volar, correr, meterte en el mar, despeina. Quitarte la ropa, despeina. Besar a la persona que amas, despeina. Jugar, despeina. Cantar hasta que te quedes sin aire, despeina. Bailar hasta agotarse, te deja el pelo irreconocible…
Así que como siempre cada vez que nos veamos yo voy a estar con el cabello despeinado… Sin embargo, no tengas dudas de que estaré pasando por el momento más feliz de mi vida. Puede ser que me sienta tentada a ser una mujer impecable, peinada y planchadita por dentro y por fuera. El aviso clasificado de este mundo exige buena presencia: Péinate, quítate, sácate, cómprate, corre, adelgaza, come sano, camina derecha, ponte seria…
¿Y si decidiéramos estar deliberadamente despeinadas? Hacer el amor, correr, besar, abrazar, bailar, viajar, saltar, volar, cantar, admirar el paisaje, acostarnos tarde, levantarnos pronto, ponernos cómodas, disfrutar…
Es ley de la vida: siempre va a estar más despeinada la persona que elija ir en el primer carrito de la montaña rusa, que la que elija no subirse.
Lo único que realmente importa es que al mirarnos al espejo, veamos a la persona que realmente queramos ser.
¡DEJA QUE LA VIDA TE DESPEINE!”
Por Mafalda
El Elefante Encadenado
Portada del libro "El elefante encadenado" |
llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe era también el animal preferido de otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un tamaño, un peso y una fuerza descomunales...Pero después de la actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas.
Sin embargo, la estaca era sólo
un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y
aunque la madera era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de
arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la
estaca y huir.
El misterio sigue pareciéndome
evidente.
¿Qué lo sujeta entonces?
¿Por qué no huye?
Cuando era niño, yo todavía
confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces por el misterio del
elefante...Alguno de ellos me explicó que el elefante no huía porque estaba
amaestrado.
Hice entonces la pregunta
obvia:"Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?".
No recuerdo haber recibido ninguna
respuesta coherente.
Con el tiempo, me olvidé del
misterio del elefante y la estaca...
Hace algunos años, descubrí que, por
suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar
la respuesta:
"El elefante del circo no
escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy
pequeño".
Cerré los ojos e imaginé al
indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en
aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a
pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado
dura para él.
Imaginé que se dormía agotado y
al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día y al otro...Hasta que, un
día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se
resignó a su destino.
Ese elefante enorme y poderoso que
vemos en el circo no escapa porque el pobre cree que no puede. Tiene grabado el
recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que
jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo. Jamás, jamás intentó
volver a poner a prueba su fuerza.
Todos somos un poco como el
elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos
restan libertad.
Vivimos pensando que "no
podemos" hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo
lo intentamos y no lo conseguimos.
Hicimos entonces lo mismo que el
elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: No puedo, no puedo y
nunca podré.
Hemos crecido llevando este
mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca más volvimos a
intentar liberarnos de la estaca.
Cuando, a veces, sentimos los
grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y
pensamos:"No puedo y nunca podré".
Esto es lo que te pasa, vives
condicionado por el recuerdo de una persona que ya no existe en ti, que no
pudo.
Tu única manera de saber si
puedes es intentarlo de nuevo poniendo en ello todo tu corazón...¡¡¡Todo tu corazón!!!
JORGE BUCAY
Bloggueros he estado buscando relatos cortos que puedan estar bien y he encontrado uno en la revista Imaginarios. Imaginarios es una revista dedicada al mundo de la ciencia ficción y literatura fantástica que dirige la Federación Española deFantasía Épica. En ella se tocan todos los palos referidos a estos ámbitos, se habla de comics, libros, películas, manga,... A continuación os dejo el comienzo del relato, un relato que me recuerda al estilo del autor, N. K. Jemisin, de Los cien mil reinos:
“Engranajes
y fuego: el origen del mundo
Portada de la revista Imaginarios, septiembre |
Tras la muerte del Ocaso,
y con la llegada de Astaroth al mundo, aquellas tierras se convirtieron en su
morada; un lugar de reposo, meditación y tranquilidad. Acompañado por sus pensamientos,
el dios-maquina caminó por la noche, internándose en lugares con los que los
mortales no alcanzan a soñar y elaborando complejas teorías sobre su propia
existencia. Pero el paso del tiempo trajo hasta él una sensación nueva y
desconocida, una corriente que recorría su ser, asaltando sus extremidades de
manera incansable y minando con su presencia cualquier atisbo de paz; algo que
le llevaría a olvidar incluso sus razonamientos más perpetuos, modificando el
curso de su vida.
Todo cambió en el
instante en que Astaroth coronó La Montaña de la Soledad por séptima vez. Allí,
hastiado del frío que sentía, chasqueó los dedos corazón y pulgar de su mano
derecha, de la que brotó una llama. Su luz, diáfana y potente, convirtió los
ojos de los Seres Antiguos, de la Noche y la Oscuridad, en polvo; sus rostros
en carne quemada; y sus extremidades en huesos astillados. Cuando la llama se
posó en el suelo, lentamente se fue transformando en el voluptuoso cuerpo de
una mujer. Sus rasgos, cambiantes como las llamas de las que estaba hecha,
evocaban todos aquellos pensamientos que Astaroth había tenido sobre la
perfección. Cuando habló, su voz surgió clara, llena de energía y de poder.
-Astaroth, mi señor, os
doy las gracias por haberme concedido el don de la creación, mas no entiendo
por qué estoy aquí.”
Para poder seguir
leyendo solo tenéis que poner este link e ir a la página 13 de la revista.
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